En el último año, países de todo el mundo se han enfrentado a guerras, a la salida de una pandemia mundial, al legado del Brexit y a las amenazas a la seguridad alimentaria y de los combustibles.
Estos factores han afectado y seguirán afectando al riesgo, provocando perturbaciones en las cadenas mundiales de suministro y en la vida cotidiana. Los cambios significativos en el panorama geopolítico, provocados por el hombre y por tanto impredecibles, como el aumento de la inflación y del coste de la energía, exigen una respuesta verdaderamente holística. Las palancas de riesgo que impulsan estos cambios están conectadas y, por tanto, cualquier respuesta debe ser integrada.
Un reto para los gestores de riesgos que gestionan programas de seguros globales, internacionales o locales es qué asegurar en el marco de su transferencia de riesgos, qué absorber dentro de la retención y la capacidad/apetito de riesgo, y con quién asociarse para ofrecer esa respuesta conectada necesaria. Desde su punto de vista, el dilema es si aumentar el apetito de riesgo y buscar una solución cautiva o con una franquicia elevada, o bien optar por un modelo más externalizado que ofrezca seguridad en el precio y la prestación.
Para las aseguradoras, se trata de cómo fijar los precios, cómo revisar y reforzar las formulaciones, la creación de nuevas coberturas, el grado de energía verde frente a la suscripción tradicional. Para los proveedores de servicios, se trata de cómo equilibrar las personas y la tecnología, y ser un verdadero socio en la mesa para dar forma a las respuestas. Desgraciadamente, no es posible mitigar o prevenir todos los riesgos -especialmente con la creciente incertidumbre-, por lo que, más que nunca, es necesaria una sólida respuesta aseguradora.
Transferencia de riesgos
Existen varias coberturas que pueden ayudar a ofrecer garantías y que el equipo de gestión de riesgos debería tener en cuenta como parte de la gestión de los programas globales de siniestros. Estas coberturas van desde el riesgo político y la violencia hasta el terrorismo, el riesgo de crédito y la contingencia. La cobertura cibernética, por ejemplo, también es fundamental en la era de la guerra cibernética y los ataques como armas de perturbación. Esto requiere una fuerte respuesta a los incidentes, capacidad 24 horas al día, 7 días a la semana y un ecosistema de socios para gestionar diversos componentes, desde la reputación hasta la restauración.
Tener la cobertura y el nivel de franquicia adecuados es un buen punto de partida, pero va más allá. Trabajar con el corredor y la aseguradora, pensar en el futuro y preparar los procesos de reclamación desde el momento del siniestro, así como considerar cómo gestionará el siniestro el perito, puede llevar su plan unos cuantos pasos más allá. Por ejemplo, es vital trabajar con socios que tengan cobertura global y puedan acceder a las ubicaciones deseadas o aprovechar la inteligencia artificial (IA) para una mayor automatización cuando sea apropiado. También es beneficioso que su socio utilice tecnología remota, como satélites/drones, para aumentar los procesos, y que tenga los conocimientos técnicos necesarios para gestionar siniestros especializados.
Para alcanzar estos objetivos se requiere la colaboración de toda la cadena de valor, debates periódicos con las partes interesadas y sólidos controles de gestión de los programas. La formación y el aprendizaje conjunto, que a menudo se realiza después de una catástrofe meteorológica, es una buena forma de generar confianza en que, si ocurre lo peor, la respuesta está preparada. La naturaleza de los siniestros geopolíticos es tal que lo que está en juego es muy importante, por lo que es necesario invertir tiempo en perfeccionar el modelo y el proceso antes de poner en marcha un programa.
Resiliencia
Detrás de los desafíos mundiales hay una amenaza permanente: la falta de mitigación del cambio climático. Se han producido acontecimientos casi apocalípticos en todo el mundo: desde inundaciones a incendios y terremotos cada vez más imprevisibles y feroces, así como temperaturas y sequías récord, que han provocado incendios a una escala nunca vista. Los disturbios civiles son un factor adicional a tener en cuenta. Para las aseguradoras y sus socios, estas preocupaciones representan una oportunidad para integrar aún más sus agendas medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG), ayudar a crear ciudades inteligentes, adaptar más principios basados en las Naciones Unidas para los seguros sostenibles y utilizar las lecciones positivas aprendidas durante la COVID para impulsar una mayor sostenibilidad y resiliencia empresarial.
Innovación
Sin embargo, las crisis generan innovación, y el sector de los seguros tiene la capacidad única de encontrar soluciones centrándose en dar respuestas más rentables a los siniestros. Esto puede significar el uso de herramientas más remotas, la adopción de nuevas agendas digitales, el desbloqueo del poder de los datos para impulsar conocimientos profundos y valor, la búsqueda de soluciones paramétricas y la lucha contra la Gran Dimisión mediante la creación de estrategias de talento a largo plazo. En última instancia, se trata de una combinación de personas, tecnología y procesos a través de asociaciones que pueden colaborar y garantizar que el gestor de riesgos que estudia una cartera global compleja cuente con las coberturas, el plan de continuidad de negocio, la seguridad de los datos y los proveedores de servicios adecuados.
Seguirán surgiendo nuevos problemas debido a los caóticos acontecimientos geopolíticos y a la volatilidad de los mercados financieros, pero tenga la seguridad de que estamos con usted en todo momento.
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