Seguro paramétrico: ¿es la solución?

20 de junio de 2023

Una mujer leyendo un periódico.
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En los mercados mundiales está surgiendo un nuevo tipo de póliza de seguros: el seguro paramétrico. Como toda cobertura de seguro, conlleva ventajas y riesgos. Para determinar cuándo conviene contratar una cobertura paramétrica, primero hay que entender su función, apreciar cómo encaja con la cobertura de la póliza existente y ser consciente de sus limitaciones.

A grandes rasgos, funciona así: ocurre algo específico (un desencadenante previamente identificado) y el asegurado recibe automáticamente una cantidad de dinero predeterminada. En lugar de indemnizar por una pérdida física real, la paramétrica aborda la probabilidad de que ocurra un evento. Es una solución específica a un problema específico.

Principales características y funciones de una cubierta paramétrica

En primer lugar, el desencadenante predeterminado debe cumplir una serie de normas:

  • Claramente asegurable: el tomador del seguro debe tener un interés asegurable, es decir, un interés en la salud futura de un activo o flujo de ingresos (de lo contrario, sería simplemente un juego).
  • Pueden medirse de forma independiente mediante análisis de terceros (por lo que es imprescindible disponer de registros o datos históricos/estadísticos que permitan la modelización y la estimación previa).
  • Objetivos y hechos
  • Fuera del control del asegurado (por ejemplo, un fenómeno meteorológico)

A continuación, mediante el análisis por terceros de los datos pertinentes, el tomador del seguro y la aseguradora deben acordar un importe monetario estimado para cubrir ese siniestro concreto. Una vez que se produce el siniestro, el importe acordado se abona automáticamente en una cuenta bancaria especificada antes del siniestro, dentro de un plazo acordado. Toda la información se intercambia antes del contrato entre la aseguradora y el tomador del seguro.

Estas coberturas funcionan de dos maneras, en función de las preferencias del tomador del seguro: o bien aseguran los locales frente a una posible pérdida futura de beneficios, o bien cubren los costes si se produjera una situación potencial. Esta última opción es más fácil de tomar, ya que el coste de las instalaciones tangibles que el tomador del seguro quiere cubrir está más claro que el importe monetario de los beneficios que el tomador podría perder. Si alquilas un barco con una gran grúa, sabes de antemano cuál es su coste: el del barco y la grúa. Por tanto, si contratas una cobertura paramétrica porque las inclemencias del tiempo pueden dañar el equipo, ya sabes la cantidad que quieres cubrir. Es mucho más difícil calcular el importe de la pérdida de beneficios.

Es importante tener en cuenta que una cobertura paramétrica no debe sustituir a una póliza de interrupción de la actividad basada en todos los riesgos: la paramétrica es complementaria de la cobertura principal, pero no la sustituye.

Ejemplos

Las pólizas paramétricas relacionadas con catástrofes y fenómenos meteorológicos, especialmente inundaciones, se encuentran entre las más comunes. Un agricultor puede suscribir una cobertura paramétrica en caso de inundación que pueda provocar la pérdida de la cosecha. En primer lugar, se identifica un desencadenante claro y asegurable (en este caso, una cantidad mínima de lluvia o agua de inundación, predeterminada y acordada entre el tomador del seguro y la aseguradora, que causaría daños en las instalaciones). Se instalarían sensores en las instalaciones para controlar los niveles de agua y, si se acumula suficiente lluvia para superar ese nivel de agua, los sensores envían instantáneamente los datos para iniciar el siniestro. El agricultor recibe un pago automático, previamente acordado, en la cuenta bancaria que haya elegido.

En Japón, la paramétrica ya está apareciendo en el contexto de las líneas personales y las coberturas comerciales relacionadas con terremotos. El desencadenante asegurable sería una intensidad de terremoto específica; si un terremoto supera el nivel de intensidad acordado en la escala de Richter, el pago preacordado se abonaría al instante.

También hay varias soluciones rápidas para los retrasos y cancelaciones de vuelos que utilizan soluciones paramétricas, con periodos de retraso preacordados que actualmente van desde las tres horas hasta la cancelación. Si el vuelo se retrasa tres horas, por ejemplo, el asegurado puede optar por recibir en su cuenta bancaria una cantidad preacordada; si el retraso es de seis horas, puede ser una cantidad preacordada superior o una noche de hotel.

Los riesgos

Un riesgo inherente a la cobertura paramétrica es que el asegurado soporta la carga de estimar el siniestro. Si el análisis inicial del riesgo era incorrecto, el importe de la liquidación puede ser significativamente inferior al siniestro ocurrido. Y para los asegurados, no hay garantías de una estimación previa exacta, ni fórmula o cálculo que garantice la fiabilidad. En otras palabras, es posible que el pago no cubra la pérdida sufrida y que no se cumplan las expectativas. Es posible que algunas empresas más pequeñas no puedan financiar las evaluaciones de riesgos necesarias o no dispongan de datos suficientes para analizarlos.

Recuerde que una cobertura paramétrica es una solución específica para un problema concreto, no una panacea. Al fin y al cabo, una cobertura paramétrica contra inundaciones no sirve de nada si el edificio se incendia.

Paramétrico: ¿la respuesta a qué?

Con las pólizas tradicionales, como la de daños en las instalaciones, es fácil suponer que todo está cubierto. Pero el alcance debe tener un límite (un alcance ilimitado significaría primas ilimitadas). Ahí es donde la paramétrica es útil: para rellenar los huecos. Si se hace correctamente, la carga de investigación es mínima, porque todo el trabajo se habrá realizado antes del siniestro. Y sólo requiere que se alcance el umbral del riesgo acordado.

Este enfoque objetivo también significa que los siniestros se pagan de forma rápida y automática. Las coberturas paramétricas podrían ser un complemento útil para propietarios, contratistas o promotores expuestos a fenómenos meteorológicos importantes, o para el ciudadano de a pie que viaja con frecuencia y quiere prepararse para los riesgos de retrasos en los desplazamientos.