6 de octubre de 2025
Dicen que no hay nada seguro en la vida, salvo la muerte y los impuestos. Sin embargo, hoy en día, esa lista podría incluir fácilmente otra fatalidad: las fuertes tormentas con nombre. Normalmente, las vemos pronosticadas, vemos cómo se forman, seguimos sus trayectorias, hacemos todo lo posible por asegurar nuestras casas y tomamos medidas para proteger nuestros negocios. Pero hagamos lo que hagamos, no podemos detenerlas.
En los últimos tiempos, el Reino Unido ha sentido esta realidad con demasiada frecuencia. La temporada de tormentas 2024/25 ya ha traído seis tormentas con nombre, destacando la tormenta Éowyn, en enero del 25, como la más potente en más de una década. Activó alertas rojas poco frecuentes, causó daños generalizados y, trágicamente, provocó víctimas mortales. Más recientemente, la tormenta Floris azotó el país en agosto, causando graves trastornos en las carreteras, los servicios ferroviarios y el transporte aéreo.
A pesar de las previsiones y las alertas tempranas, innumerables hogares y empresas sufrieron grandes daños: ventanas destrozadas, puertas rotas, muebles arruinados, maquinaria dañada por el agua y, en algunos casos, tejados enteros arrancados. Como resultado, hogares arruinados, negocios interrumpidos y un fuerte aumento de las reclamaciones a las aseguradoras.
En el pasado, los siniestros relacionados con tormentas solían ser sencillos para los peritos desde el punto de vista de la cobertura de la póliza. Pero las cosas han cambiado. Los últimos acontecimientos han puesto de manifiesto nuevos retos, desde disputas sobre la redacción de las pólizas hasta interpretaciones cada vez más complejas de las responsabilidades de la cobertura.
Determinar la causa próxima
Uno de los primeros retos en la tramitación de siniestros relacionados con tormentas es determinar la causa próxima, es decir, el acontecimiento más directamente responsable de los daños. Esto es especialmente importante cuando se trata de pólizas de Riesgos, en las que sólo se cubren riesgos específicos, a diferencia de las pólizas más amplias de Todo Riesgo. También es importante cuando determinados riesgos conllevan restricciones de cobertura o franquicias más elevadas, lo que hace esencial una clasificación precisa.
Por ejemplo, una gran tormenta puede provocar la inundación inmediata de un río o mar cercano. Debe tratarse como un siniestro de tormenta o de inundación?
O imaginemos una tormenta que obstruye canalones y bajantes con residuos, y las fuertes lluvias que siguen provocan una repentina entrada de agua. ¿Se considera esto un daño por tormenta o corresponde a un siniestro por escape de agua?
Aunque la tormenta en sí es el suceso iniciador, la cuestión de qué riesgo debe aceptarse a efectos de cobertura rara vez es sencilla. Estas decisiones suelen ser objeto de debate entre aseguradoras, peritos y asegurados y, en casos complejos, pueden incluso requerir una interpretación jurídica que, como demuestra la experiencia, puede variar.
Redacción de la póliza y consideraciones sobre la cobertura
El seguro contra tormentas ha excluido durante mucho tiempo determinados tipos de daños, sobre todo los que afectan a objetos móviles dejados al aire libre y a vallas o puertas. A primera vista, estas exclusiones pueden parecer sencillas, pero en la práctica suelen dar lugar a controversias. ¿Qué se considera exactamente un bien mueble?
Pensemos, por ejemplo, en una situación en la que un árbol de gran tamaño es derribado por el viento durante una tormenta y destruye una valla fronteriza. Algunas aseguradoras aceptan la reclamación, sobre todo cuando el texto de la póliza incluye explícitamente los daños causados por la caída de árboles o restablece la cobertura en tales casos. Otras, sin embargo, mantienen la exclusión y rechazan la reclamación.
Otro problema frecuente es determinar cómo clasificar un objeto dañado. ¿Debe incluirse en el continente o en el contenido? Las propiedades y empresas modernas a menudo cuentan con una amplia gama de instalaciones externas que difuminan estas definiciones. Mallas antipájaros en los tejados, paneles solares instalados en el suelo, casetas portátiles utilizadas como oficinas o almacenes, paneles publicitarios independientes, sistemas de iluminación portátiles para exteriores, jacuzzis, mástiles para banderas e incluso los llamados asientos "fijos" para exteriores: todos ellos introducen posibles zonas grises en la cobertura.
En respuesta, muchos asegurados o corredores optan ahora por asegurar específicamente elementos que antes podrían haber caído en territorio incierto. Sin embargo, incluso con una redacción más clara de las pólizas, siguen surgiendo litigios, lo que pone de manifiesto la creciente complejidad de los siniestros relacionados con tormentas.
Tipos de póliza y exclusiones
Las pólizas a todo riesgo suelen considerarse más completas y cubren una amplia gama de posibles daños, a menos que se excluyan específicamente. En cambio, las pólizas de Riesgos sólo cubren eventos asegurados específicos, como tormentas, y suelen tener exclusiones más limitadas.
Sin embargo, la redacción de las exclusiones de Todo Riesgo puede variar significativamente. Tomemos, por ejemplo, una cláusula típica:
No pagaremos los daños causados por o consistentes en un defecto latente, diseño defectuoso o mano de obra defectuosa".
En los siniestros de edificios de gran valor, las aseguradoras suelen recurrir a ingenieros para que evalúen la causa de los daños, tanto desde el punto de vista de la responsabilidad civil como de la subrogación. En algunos casos, sus conclusiones han sido:
El tejado tenía un defecto de construcción y defectos de diseño latentes que lo hacían estructuralmente inadecuado. Estos puntos débiles fueron aprovechados y fallaron durante los vientos con fuerza de tormenta".
Este tipo de hallazgos pueden desviar la atención de los daños de la tormenta a las exclusiones de la póliza, lo que puede llevar a que se rechacen las reclamaciones. Puede tratarse de un asunto especialmente delicado y polémico, sobre todo cuando los daños se producen durante una tormenta con nombre de gran repercusión que ya ha causado importantes trastornos y atención pública.
Conclusión
Esperamos que este artículo haya sido útil para comprender la complejidad de los siniestros relacionados con tormentas y los retos que plantean a aseguradoras, peritos y asegurados. Como han demostrado los últimos acontecimientos, las tormentas pueden ser impredecibles tanto en su momento como en sus efectos, por lo que cada vez es más importante revisar detenidamente la redacción de las pólizas y conocer los límites de cobertura.
Manteniéndose informados y adaptando los métodos de tramitación de siniestros, tanto las aseguradoras como los asegurados pueden estar mejor preparados para gestionar futuros sucesos, idealmente antes de que llegue la próxima tormenta con nombre propio.
Etiquetas: tormentas REINO UNIDO Reino Unido