El impacto del humo de los incendios forestales en los equipos electrónicos puede ser significativo. A menudo, los daños pueden provocar problemas eléctricos y estructurales que requieren costosas reparaciones o sustituciones. En unblog anterior sobre incendios forestales, mis colegas compartieron algunas pautas para mitigar los riesgos. Aquí profundizamos en este tema, analizando los efectos del humo en los equipos, las tácticas de conservación, el proceso de evaluación y la ciencia que hay detrás del humo.

Efectos del humo en los equipos eléctricos y electrónicos

La contaminación por humo es motivo de preocupación cuando las partículas procedentes de materiales en combustión se depositan en superficies electrónicas expuestas. El humo puede afectar a diferentes áreas de cinco maneras:

  1. Disipación térmica: las partículas transportadas por el humo obstruyen los filtros, impiden el flujo de aire y provocan el sobrecalentamiento de los equipos.
  2. Corrosión: las partículas con propiedades corrosivas corroen las superficies metálicas susceptibles, lo que provoca picaduras. Las picaduras son un tipo de corrosión que se produce cuando zonas localizadas de una superficie metálica sufren un ataque químico, lo que da lugar a la formación de pequeños agujeros o picaduras en la superficie.
  3. Manchas: la decoloración podría volverse permanente.
  4. Olor: el olor es una señal de que aún hay sustancias químicas potencialmente dañinas presentes y que podrían liberarse al aire cuando se utiliza el equipo. Esto supone un riesgo para la salud de las personas que se encuentran cerca.
  5. Abrasivo: el humo está compuesto por partículas minúsculas del material quemado y puede causar daños en los conjuntos mecánicos al actuar como abrasivo entre los componentes móviles.

Conservación del equipo

Una vez comprobada la presencia de corrosión, el tiempo se convierte en un factor importante, ya que es posible que no esté seguro de si reparar o sustituir el equipo afectado. No obstante, hay seis medidas preventivas que puede tomar para evitar que la corrosión se extienda antes de seguir adelante.

  1. No se deben encender los equipos expuestos al humo. El riesgo de que se depositen materias conductoras entre los componentes electrónicos, provocando un cortocircuito, es elevado.
  2. Desconecte el equipo de la red eléctrica y de todas las demás fuentes de energía.
  3. Contrate a proveedores de servicios de equipamiento o a un especialista profesional en descontaminación para extraer el agua.
  4. Intente reducir la humedad relativa en las instalaciones a entre un 45 % y un 55 %.
  5. Ciertos metales que componen los equipos, como los que no tienen una barrera natural contra el aire o no están pintados, son susceptibles de oxidarse si se dejan expuestos. Esos metales deben tratarse con un inhibidor de óxido (aunque hay que asegurarse de no rociar lubricantes inhibidores sobre las placas de circuitos). Además, se deben adquirir inhibidores de corrosión en fase vapor (VpCI) y colocarlos dentro de los paneles de control electrónico.
  6. Cubra los equipos antes de que comiencen las actividades de restauración de las instalaciones. No cubra los equipos que no se puedan apagar.

Evaluación del equipo

Cuando nos enfrentamos a una gran cantidad de equipos aparentemente destruidos, puede resultar difícil determinar el grado de corrosión que se ha producido, si es que se ha producido. Una investigación minuciosa del lugar del siniestro puede proporcionar detalles sobre los materiales que se han consumido y los posibles productos químicos que se han desprendido en la zona. Mientras que algunas instalaciones que sufren un incendio experimentan una pérdida repentina de energía por parte de la compañía eléctrica, otras, especialmente las afectadas por el humo de los incendios forestales, mantienen el suministro eléctrico durante todo el suceso. Por lo tanto, es probable que los equipos sigan encendidos. Tras un siniestro, es imprescindible apagar los equipos que puedan haber estado expuestos a materia conductora.

Una forma rápida de determinar si existe materia conductora es utilizando un medidor de conductividad, que es un dispositivo que mide la capacidad de una sustancia para conducir la electricidad. Este medidor se puede utilizar para determinar el nivel de conductividad en una solución, contaminante o gas, por ejemplo. Si no se dispone de un medidor de conductividad, la obtención de muestras con cinta adhesiva para determinar la presencia de hollín, cenizas o carbón, y muestras analíticas con toallitas para revelar la composición de las partículas sedimentadas (es decir, sulfatos, nitratos, cloruros) ayudará a determinar si existen contaminantes relacionados con la pérdida y, en caso afirmativo, si son corrosivos o no.

La ciencia detrás del humo

Contrariamente a la creencia popular, el humo no siempre es perjudicial. Como se ha señalado, una evaluación del lugar del siniestro puede proporcionar detalles sobre los materiales que se consumieron y las posibles sustancias químicas que se desprendieron. Determinar empíricamente si el humo es perjudicial para los equipos eléctricos requiere ciertos conocimientos científicos. Por ejemplo, la corrosión se produce cuando los metales susceptibles del equipo, el agua procedente de la humedad o de las actividades de extinción de incendios y las sustancias químicas de los materiales quemados, como la madera, los plásticos y los nailon, reaccionan y forman ácidos débiles. Los ácidos se unen a los metales y provocan corrosión. Aunque no es una lista exhaustiva, para que se produzca la corrosión suelen ser necesarios sulfatos, nitratos o cloruros.

Cuando los materiales se consumen en un incendio, ya sea en un incendio forestal o dentro de una estructura, se liberan iones al medio ambiente. Los iones son partículas diminutas que tienen carga eléctrica. Piensa en ellos como pequeñas baterías que pueden ser positivas o negativas. Cuando hay más cargas positivas que negativas, se denominan cationes. Cuando hay más cargas negativas que positivas, se denominan aniones. Cuando estos iones se mezclan con el agua, la reacción puede ser catastrófica para los equipos eléctricos y electrónicos. Por lo tanto, cuantificar la presencia de aniones y cationes es un paso fundamental para apreciar plenamente el alcance de la exposición y el potencial de daños irreversibles.

Los ingenieros y higienistas industriales de EFI Global realizan inspecciones visuales no invasivas para comprender la gravedad de la exposición al humo y los daños causados. Basándose en los resultados de la inspección inicial, se transmiten recomendaciones que pueden incluir una inspección o investigación más exhaustiva, con pruebas no destructivas o destructivas. Tras las inspecciones y pruebas, se definirá la exposición y los posibles daños, y se comunicarán recomendaciones para la limpieza, reparación o sustitución, según sea necesario, con el fin de devolver el equipo a su estado anterior al siniestro.

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