10 de julio de 2025
Pocos sectores de la agricultura son tan avanzados tecnológicamente y complejos desde el punto de vista operativo como la producción de aves de corral y huevos. Desde los sistemas automatizados de alimentación hasta los entornos de clima controlado y la volatilidad de los mercados de materias primas, los riesgos son polifacéticos y hay mucho en juego. Es esencial que las aseguradoras y los profesionales de siniestros que atienden a estos sectores comprendan los intrincados sistemas implicados. Este blog explora los componentes clave de las operaciones de aves de corral y huevos y cómo los profesionales de seguros pueden evaluar, mitigar y gestionar mejor las pérdidas en estas industrias.
Sistemas modernizados
Las explotaciones de huevos actuales son maravillas de la ingeniería. Dos sistemas principales de alojamiento dominan el panorama: los sistemas convencionales (en jaulas) y los sistemas sin jaulas. Los sistemas enjaulados están diseñados para ser eficientes, con disposición en varios niveles, alimentación y riego automatizados y eliminación del estiércol mediante cintas transportadoras. En cambio, los sistemas sin jaulas dan prioridad a la movilidad y el comportamiento natural de las aves, lo que requiere soluciones más complejas de ventilación y anidamiento.
Ambos sistemas se basan en gran medida en tecnologías de control ambiental. Entre ellas figuran sensores de temperatura, ventiladores y generadores de reserva con interruptores de transferencia automática (ATS). Incluso un breve fallo en estos sistemas puede provocar pérdidas catastróficas, por lo que su mantenimiento y supervisión son una prioridad absoluta para la evaluación de riesgos. Los sofisticados sistemas de control ambiental mantienen con precisión las zonas de temperatura y el flujo de aire, utilizando datos en tiempo real para ajustar las condiciones automáticamente. Si se produce un corte de electricidad, un fallo del sistema o un cambio no deseado en las condiciones ambientales, las alarmas avisan automáticamente a los productores de forma inmediata. Comprender cómo funcionan -y fallan- estos sistemas es muy importante a la hora de evaluar las pérdidas.
Los sistemas de alimentación de las explotaciones de huevos también están muy automatizados. Los comederos se conectan a sinfines que distribuyen fórmulas de alimentación personalizadas por toda la instalación. Estos sistemas garantizan una nutrición óptima con una intervención humana mínima. La recogida de huevos es igualmente avanzada. Las cintas transportadoras llevan los huevos de las zonas de anidamiento a los elevadores y luego a las cintas centralizadas que conducen a las plantas de procesamiento. Allí, los huevos se lavan, clasifican y envasan mediante robots. Todo el proceso, desde la producción hasta el envasado, se supervisa constantemente mediante avanzados sistemas informáticos. Este nivel de automatización reduce los costes de mano de obra y las ineficiencias, pero aumenta la dependencia de la maquinaria, otra consideración clave a efectos del seguro.
Las operaciones de procesamiento de aves de corral utilizan equipos y tecnología más avanzados, lo que crea un conjunto distinto de retos paralelos que hay que superar. Una vez que las aves llegan a las instalaciones de procesado, entran en zonas de espera climatizadas diseñadas para ofrecer comodidad y bienestar. La línea de procesado incluye sistemas automatizados de manipulación, limpieza, porcionado y refrigeración. El procesado secundario transforma los cortes en productos listos para el consumo, y los sistemas de envasado garantizan un etiquetado y un control de calidad adecuados. Bajo la constante supervisión del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), estas instalaciones deben cumplir estrictas normas de seguridad alimentaria y requieren un saneamiento diario. Cualquier interrupción del sistema puede detener las operaciones, lo que hace que el tiempo de inactividad sea extremadamente costoso.
Prevención proactiva de pérdidas
Las explotaciones avícolas y de huevos son ecosistemas sensibles al tiempo. Las entregas de pienso, los controles medioambientales y los programas de producción tienen que estar perfectamente alineados. Una interrupción en un área puede extenderse a toda la operación, afectando a las cadenas de suministro y a los compromisos de mercado. Los planes de recuperación en caso de catástrofe deben dar prioridad a la estabilización medioambiental, la evaluación de los equipos, los planes de suministro alternativos y la comunicación con los socios de la cadena de suministro. Los profesionales de los seguros deben evaluar no sólo los daños físicos, sino también las repercusiones operativas y de reputación de una interrupción.
La prevención de pérdidas empieza por un mantenimiento regular y una planificación de emergencia. Las inspecciones de los controles medioambientales, los sistemas de alimentación y los equipos de procesamiento pueden detectar problemas antes de que se agraven. Los sistemas de alimentación de emergencia y los protocolos de respuesta garantizan una rápida recuperación cuando surgen problemas. Una comunicación clara con los socios del mercado durante las interrupciones ayuda a gestionar las expectativas y a preservar las relaciones, un aspecto de la mitigación de pérdidas que a menudo se pasa por alto.
Cobertura de seguros y conocimientos especializados
Las operaciones avícolas y de producción de huevos requieren una cobertura de seguro especializada. Las pólizas deben cubrir los activos físicos, la interrupción de la actividad, las interrupciones de la cadena de suministro y la mortalidad del ganado. La documentación es clave: Los registros de producción, los registros medioambientales y los historiales de mantenimiento apoyan tanto la prevención como la tramitación de siniestros.
Comprender los mercados de materias primas también es vital. Las aves de corral y los huevos están sujetos a la volatilidad de precios, especialmente durante crisis como el actual brote de gripe aviar altamente patógena (IAAP). Este virus ha diezmado las manadas y ha llevado los precios de los huevos a máximos históricos. El productor de huevos puede tardar más de un año en recuperarse, lo que repercute significativamente en los siniestros de interrupción de la actividad empresarial.
Una gestión eficaz de los siniestros requiere algo más que conocimientos generales. Los profesionales de seguros y siniestros que atienden a este sector deben comprender la biología de la producción, la tecnología de transformación y la dinámica del mercado. Estos conocimientos permiten evaluar los daños con precisión y establecer plazos de recuperación realistas. Cuando se produce un siniestro, saber cómo interactúan los sistemas -y cómo se producen los fallos en cascada- puede marcar la diferencia entre una recuperación sin contratiempos y una interrupción prolongada.
Las primeras horas tras una interrupción son críticas. Estabilizar el entorno, proteger los equipos y notificar a los socios marcan la pauta de la recuperación. Los planes a largo plazo deben centrarse en restablecer las operaciones, reconstruir las cadenas de suministro y mejorar la capacidad de recuperación. Mantener las relaciones con los clientes durante la recuperación es igualmente importante. Una comunicación transparente, planes de suministro alternativos y normas de calidad coherentes ayudan a preservar la posición en el mercado.
Reflexiones finales
La avicultura y la producción de huevos son industrias de alto riesgo y alta tecnología. Para las aseguradoras y los profesionales de siniestros, comprender sus complejidades es esencial para una gestión eficaz del riesgo. Desde los controles medioambientales hasta el precio de las materias primas, cada detalle es importante. Combinando los conocimientos técnicos con una visión estratégica, las aseguradoras pueden ayudar a los productores a superar las perturbaciones y garantizar la estabilidad a largo plazo de estos sectores vitales.
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Etiquetas: alimentación y bebidas Riesgo mitigación de riesgos