5 de junio de 2024
La Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos (EPA) ha intensificado recientemente su vigilancia de las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS) con el fin de proteger a los estadounidenses de los efectos nocivos que pueden derivarse de su exposición. Las PFAS, también conocidas como "sustancias químicas para siempre" por su capacidad de persistir en el medio ambiente durante siglos, se han regulado generalmente a nivel estatal, creando un mosaico de normas que puede resultar difícil de cumplir para las empresas.
Sin embargo, en los últimos años, la EPA, junto con otros organismos como la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), ha avanzado en la introducción de normativas federales destinadas a limitar la contaminación por PFAS. En particular, la EPA ha ido avanzando en su hoja de ruta estratégica sobre PFAS, que se publicó en 2021 y describe el enfoque de la agencia para abordar los PFAS. Solo en abril de 2024, la EPA publicó dos normas definitivas que reducirán la presencia de PFAS en el medio ambiente, pero que también tendrán repercusiones radicales para las empresas de diversos sectores.
Límite casi cero de PFAS en el agua potable
El 10 de abril de 2024, la EPA publicó su norma final, la Regulación Primaria Nacional del Agua Potable (NPDWR), que establece normas de agua potable que fijan límites para cinco PFAS individuales y cuatro PFAS como mezcla. Esta es la primera norma de agua potable de los Estados Unidos para PFAS y también marca la primera vez que la EPA ha establecido normas de agua potable para un nuevo contaminante desde 1996.
Según la normativa, el nivel máximo de contaminación permitido para cada uno de los PFAS oscila entre cuatro partes por billón (ppt) y diez ppt. El ácido perfluorooctanoico (PFOA) y el ácido perfluorooctanesulfónico (PFOS) son los dos PFAS que deben reducirse a 4 ppt en el agua potable, un límite que, según la EPA, es el nivel más bajo que puede medirse de forma viable.
Mientras que los grupos ecologistas han celebrado la medida, el sector del agua ha expresado su preocupación por cómo les afectará esta norma. Múltiples grupos comerciales han señalado que los costes de la reducción de PFAS en el agua potable recaerán en gran medida en las empresas de suministro de agua, a pesar de que no crean ni producen PFAS. La administración Biden ha reservado miles de millones de dólares para financiar los esfuerzos de reducción de PFAS en los sistemas de agua, pero queda por ver quién pagará finalmente la factura.
La EPA designa dos tipos de PFAS como sustancias peligrosas
En otra medida para abordar la contaminación por PFAS, el 19 de abril de 2024, la EPA emitió una norma final que designa dos tipos de PFAS, PFOA y PFOS, como sustancias peligrosas en virtud de la Ley Integral de Respuesta Ambiental, Compensación y Responsabilidad (CERCLA), también conocida como la Ley del Superfondo. La agencia señala que esta norma final permitirá "investigar y limpiar estas sustancias químicas nocivas y [garantizar] que se informe de las fugas, vertidos y otras liberaciones".
Esta norma amplía significativamente la responsabilidad potencial de las empresas, especialmente de las que se consideran partes potencialmente responsables (PRP), y la EPA reconoce que existe la posibilidad de que "algunas partes que no son las principales responsables de los litigios puedan ser demandadas y enfrentarse a costes de litigio inciertos". Con el mayor riesgo de responsabilidad y litigios, las empresas deben trabajar rápidamente para auditar sus operaciones en busca de la presencia de PFOS y PFOA para determinar si pueden estar sujetas a la supervisión de la EPA en virtud de la CERCLA.
Principales conclusiones
Las dos normas finales comentadas en este blog indican que la EPA tiene una visión amplia de las partes responsables de reducir la contaminación por PFAS en el medio ambiente. Esto podría suponer un mayor riesgo para fabricantes, minoristas y otras empresas a lo largo de la cadena de suministro. Dado que se esperan más normativas sobre PFAS en los próximos meses, las empresas deberían tomar medidas ahora para examinar sus operaciones y cómo pueden reducir o eliminar el uso de PFAS.
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