3 de junio de 2024
Los seguros cautivos, aseguradoras de propiedad propia establecidas por empresas para gestionar y potencialmente reducir sus propios riesgos específicos, están en alza. Antaño una parte relativamente nicho del mercado, hemos asistido a una aceleración constante en las últimas décadas, que ha culminado en un crecimiento del 20% en la última década. Pero en los últimos años, este aumento constante se ha convertido en un fuerte repunte, a medida que las empresas y las aseguradoras se adaptan a un mercado y un entorno operativo que distan mucho de la relativa estabilidad de la última década. A medida que aumenta la demanda de cautivas y el sector se adapta, es importante hacer balance de las tendencias y los cambios que están configurando el mercado.
Un nuevo paisaje
Para entender la situación actual, es importante examinar el contexto y cómo encajan las cautivas en el turbulento entorno operativo de los años posteriores a la pandemia. La inflación y los tipos de interés siguen siendo elevados, los factores geopolíticos y medioambientales siguen pesando sobre las cadenas de suministro, y los riesgos emergentes, como el cibernético, ocupan un lugar destacado en la agenda de las empresas de todo el mundo.
Las aseguradoras no han estado aisladas de estos retos y, con el aumento de los costes de los siniestros, también lo han hecho las primas, lo que ha supuesto una presión adicional para las empresas que ya están asumiendo más riesgos y luchando contra el aumento de los costes. En este difícil entorno, los argumentos a favor de las cautivas han aumentado. En esencia, el seguro es una herramienta que permite a las empresas transferir el riesgo a un tercero, pero a medida que este riesgo aumenta, la ventaja de retener parte de este riesgo internamente se convierte en una propuesta atractiva.
Cambios regionales
En respuesta a esta demanda, estamos asistiendo a un interesante cambio en el lugar de domiciliación de las cautivas. Durante décadas, este sector del mercado de seguros ha estado muy concentrado: aproximadamente el 50% de las cautivas se encuentran en EE.UU., sobre todo en estados como Vermont, mientras que Bermudas y las Islas Caimán también albergan alrededor de un tercio de las cautivas mundiales.
Este predominio se estableció en gran parte debido a una regulación favorable y a eficiencias fiscales - en pocas palabras, históricamente ha sido más barato y más sencillo establecer una cautiva en estas regiones. Con el tiempo, esta concentración del sector ha dado lugar a un gran número de profesionales experimentados que se han establecido localmente, incluidos gestores de cautivas, así como contables, abogados y asesores de riesgos especializados.
Sin embargo, hay indicios de que esto está cambiando. Aunque las cautivas siguen estando muy concentradas, centros aseguradores europeos como Londres y París se están dando cuenta del aumento de la demanda y están tomando medidas para ampliar su oferta de cautivas, con la esperanza de atraer a las empresas a establecerse en sus mercados nacionales. Este cambio se encuentra aún en sus primeras fases, con las aseguradoras consultando a reguladores y clientes, y creando la base de talento necesaria para competir. Pero con abundantes recursos, la demanda de las empresas nacionales y una gran reserva de talento, parece que va a seguir siendo un área de interés clave para las grandes aseguradoras tradicionales.
Un mandato más amplio
A medida que las empresas asumen más riesgos, las cautivas desean retener internamente una mayor parte de los mismos. Tradicionalmente, las cautivas se han centrado principalmente en líneas de negocio relativamente básicas, como los seguros de daños, salud y vida para empleados. Sin embargo, dado el aumento de riesgos emergentes como la responsabilidad cibernética y medioambiental, estamos observando una demanda pronunciada por parte de las empresas de aseguradoras cautivas que puedan asumir estas líneas especializadas. Esto también está siendo impulsado por la diversa gama de empresas que ahora están explorando las aseguradoras cautivas. Más del 90% de las empresas que figuran en la lista Fortune 500 poseen al menos una cautiva, por lo que cada vez es más importante adaptarse a los riesgos y requisitos específicos de los distintos sectores.
Resolver la complejidad
Con cambios pronunciados en dónde, qué y para quién hacen negocios las cautivas, el panorama emergente es de complejidad. Las grandes empresas desean cada vez más retener el mayor riesgo posible, lo que puede suponer un reto para las cautivas que trabajan en nombre de multinacionales con cadenas de suministro, empleados y clientes repartidos por todo el mundo. Para gestionar el riesgo con eficacia, una cautiva puede tener que estar al tanto de los riesgos emergentes en todos los continentes, conocer las normativas regionales y tener visibilidad de las operaciones a través de cadenas de suministro expansivas. Esta complejidad no es exclusiva de las cautivas. De hecho, es algo con lo que el sector en general ha estado lidiando. Los avances tecnológicos y los prometedores desarrollos en automatización e IA serán clave para resolverlo, al igual que la colaboración.
Al alinear estrechamente el negocio con los seguros, se elimina una capa de complejidad y los directivos pueden confiar en que sus aseguradoras están totalmente inmersas en su mundo. Al centrarse exclusivamente en un cliente, las cautivas suelen contar con equipos más pequeños y ágiles, a menudo con profundos conocimientos del sector. Dada la persistente escasez de personal cualificado y la creciente demanda de soluciones especializadas a medida, crear un equipo de estas características puede ser todo un reto. Sin embargo, mediante la externalización de la gestión de siniestros, el fronting y la gestión de terceros, tanto las cautivas como las aseguradoras pueden aliviar estas presiones y seguir adaptándose a este nuevo paradigma.
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