28 de agosto de 2025
Los ciberataques ya no son sucesos excepcionales: se han convertido en parte del paisaje empresarial actual. Solo en 2024, Francia comunicó 3.004 alertas cibernéticas y 1.361 incidentes confirmados, lo que supone un aumento del 15% en comparación con el año anterior. Entre ellos, 144 fueron ataques de ransomware.
Ninguna organización es inmune. Independientemente de su sector o tamaño, todas las empresas pueden ser un objetivo potencial. Sin embargo, con medidas preventivas sólidas y una respuesta estructurada, las empresas pueden reducir significativamente la probabilidad de un ataque y minimizar las consecuencias de un incidente cibernético.
La ciberseguridad empieza por conocer el riesgo
Los ciberdelincuentes suelen actuar de forma oportunista. Rara vez seleccionan sus objetivos en función de su tamaño, reputación o ingresos, sino que se aprovechan de las vulnerabilidades. Los sistemas mal protegidos se convierten rápidamente en puntos de entrada fáciles para los atacantes.
El primer paso para reforzar la protección es gestionar la exposición de una empresa en línea. Esto implica realizar auditorías de seguridad periódicas de todos los sistemas y aplicaciones, una práctica que se vuelve aún más crítica cuando se obtiene un ciberseguro. Estas medidas proactivas no sólo cumplen los requisitos del seguro, sino que también forman la base de la ciberresiliencia general de una empresa.
Una protección eficaz depende también de varias medidas clave:
- Utilizar contraseñas seguras y únicas almacenadas en gestores de contraseñas
- Imponer la autenticación multifactor (MFA), especialmente para aplicaciones accesibles desde fuera de la red corporativa, como el correo electrónico o las VPN.
- Implicar a los empleados en una higiene de seguridad digital adecuada, un factor a menudo subestimado pero esencial para mantener una postura de seguridad sólida.
Por último, el fomento de la concienciación y la formación continua ayudan a los empleados a reconocer las amenazas a tiempo y responder adecuadamente. Esta vigilancia es a menudo la clave para evitar que incidentes menores se conviertan en infracciones graves.
Respuesta a las crisis: La claridad y la rapidez son importantes
En una crisis cibernética, cada segundo -y cada decisión- cuenta. Disponer de un documento conciso y de fácil acceso con los contactos clave, como el corredor, la aseguradora y el proveedor de copias de seguridad, ayuda a acelerar los esfuerzos de respuesta y a reducir los posibles daños.
Igualmente importante es una comunicación clara y objetiva. Permite a una empresa presentar los problemas clave y las acciones necesarias de una manera fácil de entender. Los clientes, empleados, socios, accionistas y autoridades reguladoras deben ser informados rápida y adecuadamente para garantizar una respuesta coordinada y eficaz.
La organización de ejercicios de gestión de crisis refuerza aún más la preparación. Estos simulacros ayudan a los equipos a practicar los pasos necesarios en cuanto se detecta un incidente, como asegurar los sistemas, documentar las pruebas y notificar a las autoridades supervisoras, la policía o la gendarmería dentro de los plazos reglamentarios establecidos.
Copia de seguridad de datos: La columna vertebral de la recuperación
Las copias de seguridad periódicas de los datos, incluidas las copias fuera de línea, ayudan a limitar el impacto de una intrusión. En caso de ataque, los sistemas afectados deben desconectarse de la red externa y los soportes de copia de seguridad deben apagarse para evitar que sigan comprometidos.
Tomando estas medidas, las empresas pueden protegerse mejor contra el chantaje o las peticiones de rescate y reanudar sus operaciones más rápidamente tras un ciberataque.
Por qué pagar un rescate no es la solución
Investigar el origen de un ataque es esencial. No solo contribuye a los esfuerzos de recuperación, sino que también ayuda a identificar las brechas de seguridad, lo que permite a las organizaciones reforzar sus defensas y reducir el riesgo de futuras violaciones.
Una vez identificadas las vulnerabilidades, el siguiente reto es decidir cómo gestionar los datos comprometidos y restaurar el acceso. En muchos casos, los atacantes exigen un rescate a cambio de devolver los datos. Sin embargo, el pago de un rescate no ofrece garantías. No garantiza la recuperación segura ni la confidencialidad de la información y, además, puede exponer a las empresas a riesgos legales, éticos y financieros.
Afortunadamente, existen alternativas. Los proveedores de servicios especializados a menudo pueden recuperar la mayoría de los datos comprometidos -incluso sin copias de seguridad previas- utilizando tecnologías de recuperación avanzadas. Estas soluciones permiten a las organizaciones recuperar el control y restablecer las operaciones sin apoyar la actividad delictiva.
Conclusión: La seguridad es una responsabilidad compartida
Hoy en día, la ciberseguridad va más allá de las TI: afecta a todas las partes de una organización. Identificando las vulnerabilidades, preparándose para posibles incidentes, protegiendo los datos críticos y asegurándose de que los empleados están bien informados, las empresas pueden reforzar sus defensas y recuperarse más eficazmente cuando surgen problemas.