Por Wayne Mitchell, director global de ventas y marketing
Puede parecer que todo el mundo que conoces conduce un vehículo eléctrico (VE) o tiene previsto comprar uno en un futuro próximo.
Por el contrario, la adopción de VE en Estados Unidos es muy baja, inferior a la de otros grandes mercados como China y Europa. A pesar de haber aumentado un 83%, los VE solo representaron el 3% de las ventas de coches nuevos en Estados Unidos en 2021. En comparación, esta cifra se situaba en el 9% en China y en el 14% en Europa. Si bien puede no parecer un gran problema que las ventas de VE representen una porción tan pequeña del mercado, considere el panorama general.
Panorama general
Como parte de sus iniciativas sobre el clima, la Administración Biden está realizando un gran esfuerzo para fomentar el uso de vehículos eléctricos. La Casa Blanca ha anunciado un ambicioso objetivo: que los vehículos eléctricos representen el 50% de las ventas de coches nuevos en 2030, lo que supone un aumento del 43% del mercado total en menos de una década. El primer paso de la Administración para alcanzar ese objetivo es crear una infraestructura nacional de recarga de VE que facilite los desplazamientos de los conductores de vehículos eléctricos. Con un coste previsto de 5.000 millones de dólares, la infraestructura nacional incluirá 500.000 estaciones de recarga en todo el país, que se construirán en los próximos cinco años.
Sin embargo, es poco probable que esta iniciativa por sí sola ayude a impulsar la adopción de VE para alcanzar el objetivo de la Administración. Incluso el crédito fiscal de 7.500 dólares propuesto para la compra de un VE podría resultar insuficiente. Aumentar las ventas de VE en una cantidad tan significativa en un periodo de tiempo tan corto tendrá, sin duda, importantes implicaciones para los fabricantes de automóviles, las cadenas de suministro y la seguridad de los productos y los automovilistas. Si bien los fabricantes de automóviles tradicionales han aumentado recientemente su oferta de VE, también hemos visto cómo muchos se enfrentaban a retiradas de estos productos debido a problemas de seguridad.
Un camino potencialmente accidentado
Es importante tener en cuenta que gran parte de la tecnología utilizada en los vehículos eléctricos actuales está aún en pañales. Las recientes retiradas del mercado atribuidas a las baterías de iones de litio de los vehículos eléctricos ponen de manifiesto las dificultades a las que se enfrentan los fabricantes de automóviles y los proveedores de baterías para fabricar un producto estable y fiable que alimente estos vehículos. Las noticias recientes sobre incendios de baterías de iones de litio no han contribuido a animar a los compradores potenciales a dar el siguiente paso. Las retiradas de productos por riesgo de incendio también pueden resultar costosas para los fabricantes de automóviles desde el punto de vista económico y de su reputación. Recientemente, el valor de las acciones de un importante fabricante de automóviles y de su proveedor de baterías se desplomó un 3,9% y un 2,8%, respectivamente, como consecuencia de un incidente relacionado con las celdas de las baterías.
Para alcanzar el objetivo de la administración de vender el 50% de los coches nuevos, los fabricantes de vehículos eléctricos también tendrán que aumentar su producción para que haya vehículos suficientes para satisfacer la demanda de los consumidores. Las continuas interrupciones de la cadena de suministro dificultarán esta tarea, ya que los fabricantes luchan por conseguir piezas, incluidos los chips semiconductores clave. Sin embargo, si esta demanda no se materializa como se espera, y la oferta supera la demanda del mercado, los fabricantes de automóviles se enfrentarán a cargas financieras que tendrán que recuperar en otro lugar, posiblemente trasladadas a los consumidores.
Por último, en este camino hacia 2030, y la migración a largo plazo de la industria de la combustión a la electrificación, será necesaria una gran cantidad de innovación tecnológica. Aunque la innovación tiene muchas ventajas, también requiere tiempo y ensayo y error. Bajo la presión de conseguir avances rápidos (y sucesivos), los fabricantes de automóviles y los proveedores de componentes tendrán que asegurarse de que en cada fase se respeten unas normas de calidad y de ensayo muy estrictas.
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