En mayo de 2020, Sedgwick publicó un análisis de las tendencias y prácticas en materia de litigios por reclamaciones de responsabilidad civil.
Cuando se estaba publicando ese análisis, el mundo se vio inmerso en la pandemia de COVID, que en el transcurso de los dos últimos años ha tenido un tremendo impacto en prácticamente todos los aspectos de nuestras vidas; se ha descrito como una montaña rusa emocional que ha creado escepticismo en muchas cosas, instituciones e incluso personas que antes de la pandemia parecían irrefutables. Queda por ver cómo se traduce esto en el futuro de los litigios por responsabilidad civil, la inflación social y las deliberaciones de los jurados.
Debido a muchos factores, las tendencias indican muy pocos cambios, si es que los hay, respecto a los resultados clave señalados en nuestra publicación de mayo de 2020. Las tasas de litigios y los costes siguen aumentando, y uno de los principales factores que influyen en ello es el continuo incremento del número de siniestros en los que interviene un abogado en la primera notificación de siniestro.
La pandemia de COVID-19 atenuó temporalmente los efectos de muchos aspectos de los litigios por responsabilidad civil. Sin embargo, la inflación social y los veredictos nucleares siguen repercutiendo en el sector con un crecimiento del número y el valor de las indemnizaciones.
Teniendo en cuenta el entorno de los litigios por responsabilidad civil, la prevención de litigios en la fase de reclamación debe seguir siendo un objetivo prioritario. Ante todo, las empresas deben cultivar una cultura que haga hincapié en prácticas y procesos seguros y responsables que respalden su compromiso con los objetivos medioambientales, sociales y de gobernanza. Sin embargo, las reclamaciones ocurrirán y, cuando ocurran, tácticas como la defensa y la comunicación oportuna, centradas en la resolución de reclamaciones, ayudarán a garantizar que las reclamaciones no se conviertan en litigios. Además, la utilización de modelos predictivos puede ayudar a identificar las reclamaciones propensas a litigios, en las que pueden aplicarse flujos de trabajo alternativos para centrarse en la prevención y la resolución.
Una vez que se presenta una demanda, las empresas deben centrarse en emplear estrategias y tácticas para llegar a un acuerdo amistoso antes del juicio, cuando proceda. Cuando esto no sea apropiado o no esté disponible, se deben emplear tácticas de juicio específicas para: humanizar a la empresa demandada; contrarrestar la "teoría del reptil" empleada habitualmente por el abogado del demandante; y "anclar" para ofrecer valores alternativos a la consideración del jurado.
Dado el impacto sustancial que supone el creciente subconjunto de reclamaciones que son objeto de litigio y los indicios de que las reclamaciones litigiosas son cada vez más frecuentes, las empresas y sus aseguradoras harían bien en dedicar atención y recursos adicionales a estas reclamaciones y a identificar medios y métodos para evitarlas o mitigarlas.
La pandemia y otros acontecimientos mundiales han creado inquietud e incertidumbre, y el cambio continúa en 2022. La incertidumbre y la agitación son una receta para la disputa en un entorno cada vez más litigioso. Sin embargo, el cambio también trae oportunidades. Aunque los indicadores siguen sugiriendo que la cuantía de los veredictos e incluso los veredictos nucleares pueden seguir aumentando en un futuro previsible, las aseguradoras y sus clientes pueden desarrollar en colaboración estrategias eficaces para evitar y mitigar los litigios y sus costes. Una mejor comprensión de los retos y una planificación deliberada trazan el camino hacia resultados más previsibles.
Haga clic aquí para ver o descargar el comentario completo de Chris Frechette, Vicepresidente de Responsabilidad Civil, y Max Koonce, Director de Siniestros.
Etiquetas: conductores y estrategias, Responsabilidad, tendencias en litigios