Prioridad a la prevención de pérdidas

24 de enero de 2024

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Por Andy Kovacs, Director de Servicios de Riesgos

Las lesiones, e incluso las muertes, de los empleados son, por desgracia, algo habitual en Estados Unidos. Según la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional(OSHA), 5.190 trabajadores -o una media de 15,03 al día- murieron en el trabajo en 2022. Los empresarios comunicaron a la OSHA unos 2,8 millones de casos de lesiones en 2022, lo que supone una media de 7.671 al día. 

Las organizaciones que deseen proteger mejor a su personal y reducir sus costes por pérdidas harán bien en elaborar un manual de prevención de pérdidas. En este blog, destacaré algunas estrategias para dar prioridad a la prevención y hacer realidad el manual de su organización. 

Análisis histórico

Como dijo Maya Angelou: "No puedes saber realmente adónde vas hasta que no sabes dónde has estado". Ser proactivo en materia de seguridad requiere un análisis inicial de las pérdidas pasadas, identificadas por línea de cobertura (indemnización de los trabajadores, responsabilidad general, automóvil, etc.), ubicación y clase de riesgo. El objetivo de estos análisis es determinar las tendencias de los accidentes a través de la frecuencia (número de siniestros) y la gravedad (importes en dólares) desde una perspectiva histórica. Por supuesto, la frecuencia y la gravedad de los accidentes afectan a las primas de seguro de las organizaciones en función de los parámetros de suscripción de las aseguradoras, así como de los modificadores de experiencia a través del Consejo Nacional de Seguros de Indemnización (NCCI) para la promulgación de primas de indemnización de los trabajadores.

Según la teoría de prevención de accidentes industriales de H.W. Heinrich, ilustrada por la pirámide de seguridad, la frecuencia es el primer indicador, independientemente de la gravedad. La pirámide muestra una relación entre un accidente con lesiones graves y 10 accidentes con lesiones leves, 30 accidentes que causan daños y 600 cuasi accidentes. En pocas palabras, por cada 600 cuasi accidentes (gravedad de 0), habrá 30 accidentes (gravedad de valor bajo), 10 accidentes leves (gravedad de valor bajo a moderado) y un accidente grave, que puede incluir la muerte (gravedad de valor importante). 

Las tendencias de lesiones pueden incluir varias causas comunes, como resbalones y caídas, golpes con diversos objetos, exposición a sustancias químicas y accidentes de vehículos de motor. Otro aspecto de las tendencias se refiere a los accidentes múltiples en el mismo lugar del cliente/empleado o en los que están implicadas las mismas personas. Supongamos que un análisis revela que una sola persona se ha visto implicada en 18 accidentes de tráfico; esto indica una clara necesidad de formación y asesoramiento sobre seguridad del conductor, e incluso puede estar justificado el despido del empleado. Utilizando la pirámide de seguridad de Heinrich, incluso si todas las colisiones fueran de naturaleza menor, no sería cuestión de si se producirá un accidente potencialmente catastrófico, sino de cuándo.

Planes de acción reactivos y luego proactivos

Tras revisar los siniestros pasados, debe elaborarse un plan de acción para abordar las tendencias identificadas en el proceso de análisis. Aunque este método es reactivo, es un paso necesario para ser proactivo en la prevención de futuros accidentes. Al igual que la cita de Maya Angelou, una vez que se comprende dónde se han producido las pérdidas, se está mejor preparado para evitar que vuelvan a ocurrir. 

Mediante la investigación de accidentes y el análisis de las causas profundas -ambos diseñados para prevenir sucesos futuros- puede iniciar la fase proactiva de su programa de seguridad. Esto puede lograrse con algunas técnicas estándar que son eficaces para reducir la frecuencia y gravedad de los accidentes. Son la base de lo que se conoce como control de pérdidas. El orden jerárquico del control de pérdidas es el siguiente:

  • Controles técnicos: Se trata de métodos físicos para reducir o mitigar los riesgos asociados a diversas actividades laborales. Pueden incluir el rediseño del lugar de trabajo o la modificación de diversas áreas de trabajo para reducir los riesgos: suelos/alfombras antideslizantes, protección de máquinas, mayor ventilación, almacenamiento adecuado de productos químicos, barandillas y barreras, despeje de cuellos de botella y mantenimiento preventivo. 
  • Controles administrativos: Se centran en las prácticas laborales y pueden implicar formación sobre procesos, ajustes del flujo de trabajo, rotación de puestos, limitación del acceso a zonas peligrosas, políticas y procedimientos y, en algunos casos, cambios en los comportamientos laborales. 
  • Equipos de protección individual: El último recurso una vez agotados los controles administrativos y de ingeniería, el EPI puede incluir protección contra caídas, cascos, guantes, gafas de seguridad, protección respiratoria, protección auditiva y ropa protectora. 

Seguimiento y evaluación

Una vez finalizado el análisis y establecidos los controles, el siguiente paso consiste en supervisar todas las fases que se han desarrollado, implantado y aplicado. La mayoría de las organizaciones llevan a cabo un periodo de evaluación para que todas las partes interesadas puedan opinar sobre la eficacia del programa y determinar qué mejoras deben introducirse. 

Las expectativas de resultados positivos en términos de reducción de pérdidas deben atemperarse con escrutinio y paciencia. Normalmente, un programa de seguridad nuevo o revisado producirá beneficios a los 2-3 años de su implantación y no puede precipitarse hasta la conclusión deseada. 

Una de las claves de los métodos y técnicas que aquí se exponen está relacionada con la respuesta de las aseguradoras a los cambios iniciales. Como parte de los procesos habituales de suscripción, cualquier avance en el programa de control de pérdidas o de seguridad de una organización -independientemente de los resultados inmediatos- se considera positivo y puede reflejarse en las primas de renovación. Por ejemplo, a los dos años de un programa revisado de gestión de riesgos en el que trabajé con una empresa de petróleo y gas, la organización vio cómo su prima de indemnización por accidentes laborales se reducía en un 42%, ¡de 9 a 5,2 millones de dólares! 

Aunque los programas de seguridad suelen considerarse un centro de gastos en el mundo de los beneficios y las pérdidas, animo a los clientes a considerar cuánto margen de beneficios permitiría un aumento de 3,8 millones de dólares en los ingresos netos. Además, las medidas de seguridad están diseñadas para proteger el recurso más valioso de todos: la salud y el bienestar humanos.

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