Crecimiento espectacular del mercado veterinario y consecuencias para los transportistas de bienes inmuebles

3 de marzo de 2023

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El mercado estadounidense de veterinarios está en auge gracias, en parte, a la creciente popularidad de la adopción de animales (y, a su vez, al mayor uso de los seguros para mascotas y el gasto en su bienestar).

Según Grand View Research, el mercado veterinario estadounidense estaba valorado en algo más de 11.000 millones de dólares en 2021. Si el sector sigue expandiéndose como se espera -con una tasa de crecimiento anual compuesta del 8,7%-, el mercado tendrá un valor de 23.300 millones de dólares en 2030. Mientras tanto, la medicina veterinaria está en la cúspide de una revolución tecnológica. Tanto el espectacular crecimiento del sector como las nuevas tecnologías tendrán implicaciones para las aseguradoras.

Equipamiento médico imprescindible para clínicas y hospitales veterinarios modernos

Actualmente se utilizan varias tecnologías en clínicas y hospitales veterinarios establecidos. Estas tecnologías no difieren mucho de las empleadas para el cuidado humano. Otras tecnologías que se están desarrollando tienen el potencial de transformar el futuro del cuidado de los animales de compañía. Independientemente de la antigüedad o el uso de una tecnología, existen notables consideraciones de riesgo asociadas a los equipos electrónicos y eléctricos.

Hay una lista de equipos "imprescindibles" que se pueden encontrar en cualquiera de las clínicas y hospitales veterinarios modernos de hoy en día: carros de anestesia, sistemas de telemetría de pacientes, autoclaves y esterilizadores, ultrasonidos, arcos en C (fluoroscopia), escáneres de tipografía computerizada (TC), resonancia magnética (RM) y desfibriladores, entre otros. Estas herramientas cotidianas esenciales son comparables a las que se encuentran en las instalaciones médicas humanas y, en cualquier caso, los equipos no siempre funcionan como es debido. Sin embargo, hay una distinción importante: A diferencia de los equipos médicos humanos, la Food and Drug Administration (FDA) no exige la presentación de un 510(k) -aviso previo de 90 días sobre la intención de comercialización-, autorización previa a la comercialización o aprobación previa para los dispositivos destinados a uso animal.

Tecnologías revolucionarias

Muchas tecnologías veterinarias innovadoras son paralelas a las que hacen furor en la medicina humana. La telemedicina, por ejemplo -diagnóstico y tratamiento a distancia por teléfono o videoconferencia-, permite a los veterinarios hacer un seguimiento frecuente de sus pacientes, garantizar una atención oportuna y evitar cualquier restricción de desplazamiento o interacción cara a cara. Los dispositivos portátiles permitirán a los médicos hacer un seguimiento continuo de la salud de los animales, obtener información en tiempo real y detectar posibles problemas a tiempo. La fabricación aditiva, también conocida como impresión 3D, puede resultar inestimable para tratar enfermedades difíciles o complejas; permite a los veterinarios construir prótesis y órtesis a medida y crear un modelo 3D de los órganos internos de un animal. Por último, la inteligencia artificial (IA) también se está utilizando en el campo del diagnóstico. Al analizar grandes cantidades de datos, los programas de IA pueden utilizar la información para generar diagnósticos más rápidos y precisos.

Vida útil de los equipos, factores previos a la pérdida y riesgos de catástrofe

La mayoría de los hospitales y centros de diagnóstico por imagen adquieren contratos de servicio de al menos un fabricante de equipos originales (OEM) para el servicio posgarantía de sus equipos de diagnóstico. Como cualquier otro sistema, los equipos médicos pueden funcionar mal, a veces de forma catastrófica. Según la Sociedad Europea de Radiología (ESR), los equipos radiológicos tienen un ciclo de vida finito, lo que significa una avería inevitable o una pérdida de calidad de imagen que acabará por inutilizarlos (la sustitución puede ser imprescindible para equipos de más de 10 años). A medida que los equipos envejecen, los costes de funcionamiento aumentan, el mantenimiento se hace cada vez más difícil y aumenta el riesgo de fallos y averías, lo que provoca posibles retrasos en el diagnóstico/tratamiento y problemas de seguridad.

Aun así, la compra de equipos reacondicionados es habitual en el mercado veterinario debido a su atractivo coste en comparación con la compra de equipos nuevos. En un sector que no está obligado a adherirse al proceso de aprobación previo a la comercialización de la FDA, la supervisión de la calidad, funcionalidad y mantenimiento de los equipos se realiza a menudo sobre la base del mejor esfuerzo. Esto es fundamental a la hora de considerar el estado del equipo antes de la pérdida.

Aunque son extremadamente raras, las disfunciones de los equipos médicos conllevan el riesgo de catástrofes, como explosiones, fugas de gas o incendios. En 2014, por ejemplo, un autoclave defectuoso -un equipo utilizado para esterilizar instrumental- provocó un incendio en una clínica veterinaria situada en un edificio de una sola planta. El incendio provocó la pérdida total del edificio. En otro caso, un pórtico de resonancia magnética explotó en un hospital de animales mientras tres técnicos desmontaban la unidad. Y en 2021, los bomberos respondieron a una situación de riesgo en un hospital de animales después de que se produjera una fuga de un gas utilizado para esterilizar el equipo quirúrgico. Los tanques de oxígeno también pueden provocar incendios o explosiones si el equipo no se utiliza correctamente o se produce una fuga.

Consideraciones sobre las pérdidas

En las clínicas veterinarias, las evaluaciones posteriores a la pérdida de equipos son prácticamente idénticas a las que se realizan en los centros médicos para seres humanos. Dependiendo del escenario, algunos equipos pueden ser candidatos a la restauración, mientras que otras veces el coste de restauración puede ser igual o superior al de la sustitución. Sea cual sea el riesgo, se debe contratar a ingenieros experimentados para que recomienden formas de mitigar la interrupción de la actividad y ayuden al veterinario a restablecer sus equipos al estado anterior a la pérdida.

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