Por Laura Horrocks, Jefa de Datos y Perspectiva del Fraude, y Chris Frechette, Vicepresidente de Responsabilidad Civil.
A medida que avanza la tecnología del transporte, las cuestiones de seguridad, fraude y responsabilidad civil necesitarán una vigilancia continua para adaptarse al cambiante panorama.
Los patinetes eléctricos (o e-scooters) ya son habituales en las calles del Reino Unido, pero son tan nuevos que aún no se han resuelto las cuestiones legales y de seguridad. Del mismo modo, los vehículos eléctricos (VE) utilizan piezas y tecnologías nuevas que presentan riesgos únicos para los mecánicos, la cadena de suministro y el sector de las reclamaciones. Aunque tanto los scooters eléctricos como los vehículos eléctricos se consideran soluciones de transporte respetuosas con el medio ambiente, plantearán nuevos y urgentes retos en el ámbito de los siniestros. Para ambos tipos de vehículos, es fundamental que nuestro sector sea consciente de todas las formas en que la tramitación de siniestros podría verse afectada o modificada.
Popularidad del e-scooter
En primer lugar, examinamos los e-scooters, un medio de transporte que se ha generalizado recientemente y que se perpetuó con el bloqueo de la pandemia COVID-19. A medida que los e-scooters se hacen más populares, hay que tener en cuenta una serie de cuestiones de seguridad relacionadas con la responsabilidad. Las más obvias son la falta de formación necesaria para conducir uno y los riesgos físicos que conlleva. Aunque la mayoría de los patinetes tienen una velocidad máxima de 32 km/h, no es una norma universal y los modelos privados pueden ir mucho más rápido. Dada la ausencia de sonido del motor, los peatones corren el riesgo potencial de ser atropellados si el conductor no puede reducir la velocidad a tiempo (y, a la inversa, corren un mayor riesgo de ser atropellados ellos mismos). Para detener eficazmente un e-scooter, el peso corporal del conductor tendría que distribuirse lo suficientemente bajo y lejos como para evitar salir despedido hacia delante, algo de lo que una persona normal no sería necesariamente consciente. Y como los e-scooters son de dos ruedas y estrechos, permiten a los conductores incorporarse al tráfico desde lugares inesperados y a menudo pueden quedar ocultos por vehículos u objetos de mayor tamaño.
Además, en la actualidad no existe ningún requisito legal que obligue al uso del casco (ya que el número de accidentes con traumatismo craneal es relativamente bajo), pero el riesgo está presente. Los datos nos dicen que estos problemas de seguridad no son hipotéticos: según el Departamento de Transporte del Reino Unido, el número de accidentes relacionados con el uso de e-scooters se ha triplicado en los últimos dos años, y las víctimas mortales pasaron de un fallecimiento en 2020 a nueve al año siguiente.
Significado para el sector de los siniestros
En la actualidad se están llevando a cabo pruebas en 31 regiones del Reino Unido con la participación de diversas empresas privadas de e-scooters, todas ellas debidamente aseguradas y homologadas para su uso en la vía pública. Sin embargo, existe un acceso fácil y generalizado a vehículos similares en el mercado privado, ninguno de los cuales ha sido homologado. En consecuencia, hay vehículos no regulados y no asegurados que se utilizan en la vía pública, lo que complica aún más el proceso de reclamaciones. Las aseguradoras podrían verse abocadas a tramitar importantes reclamaciones por lesiones, además de los elevados costes asociados a la reparación o sustitución de un scooter, independientemente de que su uso fuera legítimo.
Por último, debido al importante riesgo de lesiones para el conductor y al elevado coste de sustitución por falta de disponibilidad, la actividad fraudulenta es una preocupación creciente. Y el robo de e-scooters aumentará con la demanda, por lo que la validación de la propiedad será clave. Se espera que las pruebas en el Reino Unido concluyan en noviembre de 2022 y que la legislación relativa al uso general se apruebe en 2023, por lo que se están sentando las bases para un aumento significativo del número de propietarios de e-scooters.
En Estados Unidos existen muchas de las mismas tendencias, además de otras. Dado que para alquilar un e-scooter pueden utilizarse tarjetas de compra única en efectivo relativamente imposibles de rastrear, el arrendatario pasa a ser prácticamente anónimo, lo que contribuye a una alarmante tasa de vandalismo y delitos relacionados con la conducción que no pueden ser rastreados hasta el operador del vehículo. Además, como cada estado tiene sus propias leyes que regulan el uso de los e-scooters en la vía pública, no existe un conjunto uniforme de normas. Una minoría de estados los considera ilegales para su uso en la calle; un puñado permite circular por las aceras, mientras que la mayoría de los demás no; los requisitos de edad varían de un estado a otro, y nueve estados incluso requieren una licencia de conducir para operar un e-scooter. Es importante que los ciudadanos sepan qué leyes se aplican para un uso público seguro.
El paso de los vehículos diésel a los eléctricos
En una tendencia similar, debido al aumento de los costes del combustible y a la preocupación por el medio ambiente, se está produciendo un cambio notable en los consumidores que optan por adquirir vehículos híbridos o totalmente eléctricos en lugar de diésel. Los vehículos híbridos se introdujeron ya en 2010, y los eléctricos están presentes en el Reino Unido desde hace varios años. Sin embargo, la venta de vehículos eléctricos nuevos superó a la de vehículos diésel nuevos por primera vez en 2022. Esto representa un cambio sísmico en la industria del automóvil que probablemente seguirá aumentando a medida que avance la tecnología.
Las reclamaciones por VE deberán tratarse de forma diferente
Del mismo modo que llevará tiempo estructurar una legislación adecuada en torno a los desplazamientos en e-scooter, las cuestiones jurídicas entrarán en un terreno desconocido con la nueva tecnología de los vehículos eléctricos. Las ambiciones tecnológicas de las empresas de vehículos eléctricos son similares a las de las firmas de automóviles diésel: la eventualidad de los vehículos sin conductor. Recientemente se han publicado informes que sugieren planes para permitir la circulación de vehículos sin conductor por las carreteras del Reino Unido a partir del año que viene.
Las mejoras en la tecnología de los vehículos eléctricos implican el uso de piezas nuevas, caras y complejas, algunas de las cuales tendrán un coste adicional debido a que muchos componentes estándar llevan incorporada una tecnología que habrá que volver a instalar si se dañan. Esto podría suponer costes elevados para las aseguradoras en caso de colisión con un vehículo eléctrico.
El obstáculo de la complejidad de la reparación
Lógicamente, la complejidad de las reparaciones aumentará en consonancia con la evolución de la tecnología. La reparación de vehículos eléctricos presenta nuevos riesgos para la seguridad, como la exposición a sustancias químicas (por fugas de electrolitos), descargas eléctricas o incendios, así como retos únicos en el proceso de reparación. Por ejemplo, la batería que alimenta un vehículo eléctrico suele estar incrustada en la estructura del vehículo, lo que dificulta su extracción, y cuando se hace de forma incorrecta la batería puede torcer el chasis, con los consiguientes costes adicionales de reparación. Los mecánicos de automóviles tendrán que adquirir nuevas habilidades para aprender a solucionar los problemas con estas piezas, y cualquier fisura en las redes de reparación empeorará inevitablemente la actual escasez de piezas de recambio para vehículos en el Reino Unido y aumentará los costes de la cadena de suministro. Se espera que esa escasez contribuya a un agudo aumento del riesgo de robo, no de los propios vehículos, sino de sus piezas. Los componentes complejos de los vehículos eléctricos son valiosos, y los propietarios tendrán que tomar precauciones para evitar el robo (sobre todo porque muchos dispositivos antirrobo pueden anularse).
También es probable que aumente el coste del alquiler de un vehículo de sustitución, ya que aún no existen acuerdos de duración general que cubran los costes. Si las empresas deciden aprovecharse de esta circunstancia, una disminución de las existencias de vehículos de alquiler eléctricos podría dar lugar a que se suministrara al cliente un vehículo de categoría muy superior, ya que tendría derecho a rechazar uno no eléctrico.
Nuevas soluciones, nuevos retos
En nuestro mundo en rápida evolución, la tecnología nueva y mejorada es esencial para resolver problemas y agilizar procesos. El auge de los e-scooters y los vehículos eléctricos hace ambas cosas y es indiscutiblemente beneficioso para el planeta. También abrirá nuevos horizontes en el sector de los siniestros -cuestiones, obstáculos, complejidades- y nuestro trabajo consiste en estar preparados para afrontar el momento y adaptarnos. Seguiremos atentos a las nuevas tendencias en materia de motos eléctricas y vehículos eléctricos y vigilaremos de cerca su impacto en las aseguradoras.
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