14 de mayo de 2025
Los edificios vacíos pueden suponer riesgos activos y costosos para los propietarios, los municipios y las aseguradoras. Tanto si un edificio se está deconstruyendo, reprogramando para un nuevo uso o consolidando en otra estructura, el periodo de transición crea una ventana de vulnerabilidad.
Cómo se vuelven vulnerables los edificios
La desocupación suele ser el resultado de transiciones planificadas como la deconstrucción (recuperación de materiales de construcción para su reutilización), la reprogramación (cambio de la finalidad de un edificio) o la consolidación (modernización o fusión de espacios). Aunque estas estrategias pueden mejorar la eficiencia o favorecer la sostenibilidad, dejan los inmuebles expuestos a pérdidas.
El incendio de la base naval de Tustin es un ejemplo de lo que puede salir mal. Debido a una propiedad poco clara, servicios públicos inutilizados y una seguridad mínima, el histórico hangar de dirigibles de California ardió durante 24 días en noviembre de 2023 y los costes de limpieza superaron los 100 millones de dólares.
Riesgos comunes
Los edificios vacíos se enfrentan a amenazas únicas:
- Daños por fuego, humo y agua
- Vandalismo y robos
- Responsabilidad civil, plagas de roedores y condiciones meteorológicas
- Ocupación o acceso no autorizado
Sin una actividad regular, los pequeños problemas pueden agravarse rápidamente y la cobertura del seguro de las propiedades desocupadas suele limitarse o pasarse por alto.
Estrategias de protección
Reducir el riesgo de los edificios vacíos requiere tanto vigilancia física como previsión administrativa, entre otras cosas:
- Inspecciones frecuentes: interiores y exteriores, incluidos los servicios públicos y los sistemas estructurales.
- Medidas de seguridad: patrullas, cámaras, señalización, vallado y mantenimiento de los servicios públicos
- Salvaguardias contractuales: acuerdos claros de transferencia de riesgos y un lenguaje adecuado en materia de seguros.
Pero la gestión de riesgos no ocurre en el vacío. La prevención eficaz es un esfuerzo de colaboración. Corredores, equipos de instalaciones, responsables de la aplicación de códigos, asesores jurídicos, contratistas de seguridad y partes interesadas de la comunidad desempeñan un papel a la hora de minimizar las pérdidas y proteger los activos.
Mirando al futuro
Las propiedades vacías no tienen por qué ser vulnerables. Con la planificación, las alianzas y las estrategias proactivas adecuadas, los propietarios pueden superar las transiciones sin sufrir pérdidas innecesarias.